CAMINAMOS PARA ABRIR ESPACIOS

28 / 09 / 2022
Unitierra Oaxaca

Relatoría del 21-09-2022 – Caminos de la autonomía bajo la tormenta 

Empezamos el conversatorio retomando el tema de la militarización. 

De hecho, Nochixtlán no fue un ejemplo de militarización sino una falla de la policía federal, siendo ellos que llevaron a cabo la masacre, y ahora es usado como ejemplo para decir: la policía no funciona por eso son necesarios los militares.  

¿Qué tan importantes son las palabras? Es importante repensar los términos y ponerles nuevos significados: hoy en día, desafortunadamente, a través del miedo nos van diciendo que lo poco que tienes lo vas a perder por la naturaleza o la falta de seguridad.  Sería importante deconstruir la noción de propiedad y reemplazarla con el término nosotrear, como nos enseñaba Gustavo Esteva.  

¡Quiero pensar que mis palabras sean flores! A veces parece que la justicia no pueda sembrar desde nuestros actos y que siempre haya que mirarla desde afuera, como si alguien tuviera que traerla. ! ¡Hay que tomar conciencia que de las prácticas dependen los lugares, que construir espacios de vida es una labor diaria! 

Además, hay que renombrar el término de seguridad: siempre se piensa en las patrullas, en la policía, cuando en realidad, mirando a un policía no se percibe seguridad sino el contrario y enseguida se piensa que algo hubiera podido haber pasado.  

Existen dos modelos de “sanciones”: uno típico de las ciudades donde es importante el castigo y la sanción, y en algunas de las comunidades, donde es más importante la rehabilitación y la sanación. Además, es muy común que solamente se piense en el criminal y nunca en la víctima, y que al fin y al cabo para ella no haya sanación, que sea dejada sola; en el pueblo, se trata de perdonar el otro y se trabaja a nivel sistémico en un proceso de sanación que no es nada de lineal o mecánico.  

Pero no hay que idealizar, La violencia existe también en las comunidades indígenas, las comunidades no están claustrudas a lo que está afuera, son cruzadas por todo, también por la violencia. Por ejemplo, en Nochixtlán fueron dos pobladores a abrir la puerta a la policía, y estas personas ahora son tachados de traidores y arriesgan ser linchados. Tal vez, lo que cambia, con respecto a las ciudades, son las ideas distintas de cómo reaccionar a la violencia, como enfrentarse a ella. En los pueblos indígenas hay una distinta relación con la muerte, la cual no es separada de la vida o algo que se considere exclusivamente malo: este pensamiento, distinto de lo occidental, puede ayudar a generar diferentes respuestas hacía los crímenes y los “criminales”. 

En los pueblos indígenas surge a menudo la cuestión sobre quién es la autoridad. ¿quién puede definirse autoridad y según quién? 

Siempre con respeto a violencia, también los medios de comunicación juegan un papel importante. A veces los procesos son televisados y construidos de facto: los reporteros a veces culpan antes del verdadero juicio, sobre todo los medios mainstreams. 

Para defenderse de esta situación ¿Qué hay que hacer?  

Primeramente, hay que aceptar que la violencia del estado está también dentro de nosotros. El conflicto es algo humano, sólo entendiéndolo se puede “manejar”. La idealización crea monstruos, de hecho, La violencia empieza en la socialización: en el conflicto entre el adentro y el afuera. El poder y la violencia originan también a nivel social como demuestran los experimentos de Milgram y las reflexiones de Hannah Arendt. En su libro “La banalidad del mal” narra como Hickman, un oficial nazi en los campos de concentración, se defendía de sus crimines diciendo que solo cumplía órdenes, demostrando como la maldad sea algo que cada persona, también la más “normal”, trae consigo. Como nos enseña Foucault, el poder es algo que se ejerce, por lo tanto, cada uno de nosotros está involucrado en dinámicas de poder y de odio.   

Hasta puede pasar que la violencia la ejerzas a ti mismo y esto se debe a las muchas corrientes de positividad tóxica, las cuales nos dicen que hay que estar todo el tiempo feliz y que la tristeza sea algo de ajeno a la vida. 

¿Cómo podemos entonces odiar éticamente?  

Para empezar, no se pueden copiar las soluciones de otros territorios. Cada territorio tiene raíces y una tierra que lo convierte en un lugar único donde luchar.  

Como la comandante Ramona una vez dijo: sabes que estás en una comunidad zapatista cuando sabes que para cuidarte te cuidas del otro.  

La naturaleza nos enseña, pero a la vez es violencia. En el medio de la conversación emergió el cómo es importante no idealizar y cómo es importante estar en un constante camino de reflexión. De hecho, tenemos que mirar al pasado y a sus enseñanzas en término de respeto de la naturaleza y contacto con nuestras raíces y costumbres, pero, sin idealizar, tomando las intuiciones positivas y desechando lo que el tiempo ha rebasado.  

Además, es importante mirar los problemas a un nivel sistémico: la sociedad nos enseña a identificar a los culpables de los peores crímenes como “monstruos”, a olvidarnos del sentido y la importancia del contexto, prefiriendo una respuesta de ficción a un camino largo y complejo. No existen hombres y mujeres por naturaleza malos, existen hombres y mujeres que por una infinidad de factores se equivocan, tenemos que retomar una responsabilidad común sin tomar el rumbo más fácil y que menos trae cambios. No podemos creer que todos los militares que abusan del poder sean hombres nacidos malos, es mucho más sabio pensar que sea el dispositivo del ejército a ser mal estructurado, y que facilite el abuso de poder. 

La palabra “poder” es siempre más utilizada como un sustantivo y menos como un verbo. Además, es importante distinguir entre violencia, que es simbólica-histórica y un acto consciente; agresión, que es un reflejo de la violencia que traemos naturalmente adentro y defensa personal, la cual surge en respuesta a un acto de violencia.  

Terminamos el conversatorio conscientes de que surgieron más preguntas que soluciones y por eso nos dirigimos a las palabras de la poesía, que siempre sanan y nunca conquistan.  

¿Cómo transformamos la seguridad policiaca en cuidado? ¿Cómo evitar que la rabia que llevamos dentro explote? 

Francesca Gargallo 

LA CALLE ES DE QUIEN LA CAMINA 

Nací viajera 

sombra de un tren sobre las zarzamoras 

huella de barco. 

Me vive lo que todavía desconozco y lo ya recorrido 

el aire brioso de los Andes 

el mar Caribe 

la noche en una ciudad de invierno. 

Entonces tomo la mano que pinta las calles, 

le ordeno un cartel que se vea desde muy lejos: 

La calle es de quien la camina, 

las fronteras son asesinas. 

Ahorro peso sobre peso y una primera mañana 

giro la manija, cierro despacio la puerta 

y me voy con el tiempo del paso 

sobre el suelo de todas. 

Luna Forever 

REBELIÓN INTERNA 

Se me escapa la boca 

Los dientes quieren salir derramados 

en todas las direcciones 

La quijada se luxa de a poquitos 

La bóveda ahonda la cúpula angélica 

hasta desaparecerla 

La sonrisa se me perfora 

y exhala un rojo gemido 

Sin sorbo ni sabor en la lengua 

seca de saliva rasposa pastosa 

y de pronto húmeda babosa 

Esta boca mía no obedece 

por más que le grito que se calle 

Debo alcanzar el otro lado 

Cavo cimientos de materia inerte 

Tiendo puentes donde hubo clavos 

Aprieto el bozal por la nuca 

la correa al pescuezo del espanto 

Lo mismo da qué haga 

Corre desatada 

Boca que se desboca 

se atomiza y se disuelve 

Vuelve a la Nada  

de donde viene 

Hermann Bellinghausen  

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