Hablar, actuar y aprender.

11 / 10 / 2022
Unitierra Oaxaca

Relatorìa del 05-10-2022 – Caminos de la autonomìa bajo la tormenta

Empezamos el conversatorio recordándonos que en fecha 04-10-2022 se aprobó que el ejército se quede en la calle hasta el 2028, luego empezamos a platicar sobre los temas de esta semana.

Las transnacionales controlan la comida que comemos, y tampoco es una novedad. El mando del gobierno de hecho está en las manos de estas empresas que tienen más recursos y más poderes de los estados nacionales. Llegamos a un punto que sería más coherente votar directamente por Bimbo, Sukarne etc… y no por los políticos. 

A menudo pasa que los tecnócratas digan que la democracia no funciona por culpa del pueblo que no se anima o vota mal, cuando por lo contrario, votar significa apoyar a un muñeco entre tantos de las transnacionales: votar se convirtió casi en un chiste. Este clima de desánimo hace que muchísima gente simpatice con políticas “fascistas” que, solo en las falsas promesas, quieren un verdadero cambio: como está pasando en Italia con Giorgia Meloni, Brasil con Bolsonaro y USA con Trump. Todo gira en torno a las emociones en la política, como nos demostró Trump, el cual ganó las elecciones con una mezcla de miedo y esperanza. 

AMLO recientemente otorgó la Licencia Única Universal a muchas empresas transnacionales que se dedican a la venta de comida chatarra; quitó impuestos y garantías de seguridad para bajar, supuestamente, los precios, en la falsa esperanza que el mercado pueda auto-administrarse y apoyar al consumidor. ¡Que el mercado pueda auto-administrarse es una de las mentiras más grandes del neoliberalismo! Desafortunadamente los partidos están privatizados y entran en un juego viciado que ya está impuesto por el banco monetario internacional y las comunidades internacionales. La deuda externa es el cáncer para cualquier política e impide cualquier cambio sustancial, de hecho, la democracia en un sistema capitalista no existe, es una pérdida de tiempo. En USA, por ejemplo, hay políticas para dincentivar el voto, por ejemplo, no dando agua en las filas para votar o quitando presupuestos a los correo cuando se votaba durante la pandemia a través de sistemas electrónicos.

Las votaciones centralizadas quitan agencia a los poderes territoriales y se pierde el poder comunitario. Delegamos a través de la votación, cuando sería la comunidad que debería elegir y decidir a nivel local. Votar por uno o por otro es un proceso casi inútil porque estamos en el mismo proceso de erosión de la democracia: una posible receta seria re-empezar desde abajo y desde lo local.

Muchas veces la tendencia es votar por la permanencia: el cambio conlleva a un duelo; además, es muy importante entender de donde nace el no votar, en qué región se vive, y por cuales razones: desánimo, desesperanza o un cierto afán reaccionario a lo que está pasando. 

No es verdad que si estuviéramos bien votariamos por la derecha, hay también procesos emocionales que hacen que la gente se afilie a la derecha o a la izquierda. Hay que salir también de la dicotomía y abrir otros caminos desde nuestras experiencias, y como a menudo pasa, la milpa nos enseña, siendo un lugar donde aprender juntos y juntas. 

Ver como frijol, calabaza y maíz están creciendo juntos, o, por lo contrario, ver cómo un frijol que está matando a la espiga de maíz porque creció más rápido, nos enseña mucho sobre la naturaleza e, inevitablemente, sobre lo humano. Existen diferentes maíces por cada región y diferentes climas que hay que tomar en cuenta para cultivar una milpa como hay diferentes climas políticos y diferentes relaciones por cada sociedad. También nuestro cuerpo es un territorio y hay que conocerlo y cuidarlo. 

Hoy en día el calentamiento global es una seria amenaza a la vida como la conocemos. Greta Thumber, una joven activista sueca, quiere que entremos en pánico y hagamos algo. A veces pasa que un iceberg grande como el cuerno de África se derrita o se separe del Polo Norte, pero parece que casi no nos importa. Publicaron un informe que el hombre está rebasando fronteras planetarias que permiten que haya vida en la Tierra. Parte de la solución es poder cambiar nuestro habitos y costumbres a escala personal, aunque esto a veces pueda parecer algo minúsculo o de poca importancia a nivel global.

Hay acontecimientos que nos hacen enterar de la violencia que está en nuestro entornos, como la subida del precio de 30 pesos del pasaje en Chile o la muerte de una mujer en Irán. ¡La conmoción es un río que engorda y que asusta a la política! 

Escuchar como los problemas sean distintos, dependiendo de donde se vive, nos enriquece y pone en duda nuestros pilares y conceptos. Por ejemplo en Copenhague hay tantas bicis que pueden provocar accidentes, por lo contrario, en Ciudad de México la gente muere por la violencia simbólica y física encarnada en los carros y los choques se originan. Hay más carros en Ciudad de México que en toda Dinamarca y la violencia es distinta: en Ciudad de México lucharon los colectivos para que pusieran bicis y carriles de bicis. Estas dos realidades tan distintas y los distintos problemas que se sustancian nos recuerdan como el encuentro sea fundamental para que la lucha pueda seguir y tener el valor de cuestionarse cada paso.

Aquí en Oaxaca se habla a menudo del ciclo de la vida, de la tierra, hasta que los taxistas hablan de esto. Se debería pensar como estamos ahorita con la tierra y con los demás, ahorita, no mañana, ahorita: aunque sea difícil estar en lo local cuando a tu alrededor todo el mundo se pudre y hay procesos de otras magnitudes.

En las sociedades hay muchos huecos donde la gente no puede decidir, las redes sociales ayudan a hacer que la gente pueda no ser vulnerable y pueda hacer escuchar su voz. Se despolitiza la sociedad por estas razones, la gente ya no vale y tampoco sus votos. Además, algunos asuntos habría que platicarlos a nivel global, donde la voz de un hombre que vive en la Amazonía vale cuando un ciudadano del norte global, sin limitarnos al estado nación. 

Terminamos el conversatorio aterrizando nuestros pensamientos y coincidimos que debemos estar en el mundo y hablar y actuar en el presente para que los cambios puedan llevarse a cabo: el futuro todavía no existe, aunque parezca siempre más cercano y alarmante.

Por fin se terminó la carretera para Puerto Escondido, es bueno llegar en 2 horas, pero, ¿queremos destruir el medio ambiente y que se convierta en Acapulco? De estas simples preguntas cotidianas y críticas deriva una parte de nuestro futuro y nuestra postura en el mundo.

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