Huellas patriarcales y huellas matriarcales

16 / 11 / 2022
Unitierra Oaxaca

Una de las preguntas que originó este libro es: ¿siempre hubo patriarcado? Y si no, ¿cuándo empezó?

El libro tiene tres partes: la primera habla de la forma de organización de sociedades matriarcales, la segunda reflexiona si en Latinoamérica todavía hay rastros de substratos matriarcales y la tercera se enfoca hacia el desarrollo del patriarcado en Latinoamérica. Por supuesto, el libro tuvo una influencia por parte del zapatismo. 

Existió una época muy larga donde el patriarcado no se había institucionalizado en ninguna parte del mundo, este periodo es la revolución neolítica, nacida de la vida sedentaria. Milenios de sociedad no patriarcal que cada pueblo del mundo guarda en su memoria. 

Los elementos de las sociedades matriarcales son: la línea materna (donde la familia se organiza entorno de la figura de la madre y de las hijas), el parentesco (el cual se organiza alrededor de la madre y esto tiene mucha importancia en término de libertad sexual), lo económico (con el nacimiento de las tierras comunitarias que se administran por línea materna), la espiritualidad (organizada a través del culto hacia los muertos y hacia el ciclo de la vida) y una política que empieza en la casa, que empieza desde adentro.

El libro explica cómo pasamos de esta forma al patriarcado. Sin generalizar, hay algunas cosas que pasaron: el pasaje de una línea materna a una paterna, el nacimiento de la propiedad privada (heredada en línea masculina), el control de la sexualidad para saber quién fuera el padre y el desarrollo de una política que empieza afuera de la casa y no en su interior. Además, con el patriarcado, los dioses empiezan a ser masculinos y nace clase sacerdotal exclusivamente masculina. ¡Estos cambios pusieron la base para una economía capitalista!

Tal vez, la patriarcalización ya empezó antes de la colonización, aunque seguimos teniendo huellas matriarcales. La pregunta es: nuestros modelos comunitarios responden más a un modelo matriarcal o patriarcal? y ¿En qué forma se manifiestan estos modelos?

Es  importante ver cómo los curdos conservan rasgos de matriarcado, y subrayar como muchos jóvenes están retomando forma de economía circular y creando asambleas a prevalencia femenina donde se cuestionan los roles de género. Es frecuente que la voz de un hombre valga más de la voz de una mujer, por eso es importante reflexionar este aspecto y no limitarse a las cuotas de género.

No obstante, concordando como el patriarcado nos afecta a todos y todas, es necesario no idolatrar al matriarcado, sino encontrarle, también, matices claroscuros y puntos de encuentro con el patriarcado, para que la reflexión sea lo más posible exhaustiva. Por ejemplo, a menudo las mujeres adoptaron las mismas medidas violentas y patriarcales para emanciparse; además, la violencia no puede ser una eminencia masculina como nos demostraron las Amazonas y su forma de vida guerrera.

Para algunos pueblos indígenas no había diferencia entre hombres y mujeres, y las mujeres eran consideradas proveedoras de la vida. La huella del matriarcado es la lucha por la vida, mientras, por lo contrario, el patriarcado somete a las mujeres como a los hombres, porque no permite que las personas puedan desarrollar su propia forma de ser. El patriarcado, como sistema de colonización violento, no existe solamente en los hombres, queda en cada uno de nosotros: en nuestras historias. 

A veces se confunde el matriztico (el tiempo donde el femenino, y la tierra, eran venerados sin pensarlo superior al masculino) con el matriarcado donde muchos piensan que las mujeres van a someter a los hombres.  Es importante también desmontar los conceptos patriarcales, como el concepto de feminino como cariñoso y delicado. Sì, las mujeres son proveedoras de vida, pero la vida no queda solamente en los hijos que generamos, sino también en las mujeres mismas y sus proyectos de vida.

Construir espacios de mujeres para mujeres puede ser una forma de lucha, como crear asambleas de mujeres y espacios de reflexión:  a través de estos espacios las mujeres pueden empoderarse y nombrar las dificultades que viven tanto en las comunidades como en las ciudades. 

Francesca Gargallo nos dice que primero nos han construido este mundo masculino y después no nos han permitido transitar en este mundo y en estos espacios. Cabe destacar que transitarlo es distinto que subvertirlo, aunque en muchos casos las mujeres han subvertido pequeños espacios de vida cotidiana como pública.

Finalizamos el conversatorio planteando algunas preguntas: ¿qué queremos cambiar de este sistema?, ¿cómo queremos hacerlo? Y si las cuotas de género no son suficientes, ¿que podría serlo?

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