Los espacios autónomos para recuperar formas de vida originarias

Hoy se celebra el centésimo aniversario del nacimiento de Jose Saramago: un autor que planteó una crítica sincera y auténtica hacia el sistema económico y la religión católica. Un autor que también se denominó zapatista y siempre apoyó al movimiento. 

En las últimas semanas estábamos celebrando el mes de los muertos, aunque en México cada día es un día de muerte y feminicidio. El panorama en México es aterrador y a nivel global no es mejor: recientemente en Egipto los países más “desarrollados” no encontraron un acuerdo sobre el calentamiento global. ¡¿A donde se va el mundo?! Probablemente hay que redefinir también el concepto de democracia.

En una realidad tan desesperante, una forma para sanarnos es retomar la medicina ancestral y sus conocimientos. Además, hay que subrayar, como hicimos también en el pasado encuentro, la importancia de la palabra de las mujeres y de la vida que originan, y cómo la colonización destruyó culturalmente y físicamente el matriarcado y las formas economía de subsistencia y de vida de los pueblos originarios.

De grande enriquesimiento fue el siguiente video: https://www.youtube.com/watch?v=KDJCmh4nDHw 

Los espacios autónomos son fundamentales e imprescindibles para el recupero de las formas de vida originarias, la autogestión y la autorregulación. La palabra sin acción es vacía y la acción sin palabra es incompleta, el riesgo es que los luchadores sociales se suavicen y se conviertan en privilegiados que solamente pactan con el gobierno. 

El gobierno es un macho violador y Berta Caceres nos recuerda como despertar su humanidad sea demasiado tarde y como tengamos que mirar a nuestras raíces. Parte de la lucha cotidiana es deshabitar al macho y al caudillo que nos habita.

Tenemos que reconocer que nos están violentando. ¡Las venas de la tierra con sus hijas e hijos siguen sangrando! Tenemos que reconocer el enemigo común y la violencia estatal violenta que nos domina y explota. Tenemos que aceptar que estamos enfermos y enfermas para sanarnos colectivamente. ¡Si se liberan las mujeres, se libera la humanidad entera y la madre tierra!

Podemos denunciar este mundo pero también podemos caminarlo. No es que otros mundos sean posibles, es que otros mundos ya están pasando. Hay que poner atención a lo que está pasando abajo porque cada persona está conectada con las demás: estamos en simbiosis aunque los modelos de la ciudades nos digan lo contrario desde su insustentabilidad.

Un espacio distinto es seguramente el Ashram Chamanico Janajpacha, un espacio comunitario intencional donde la vida se desarrolla de forma distinta. Terminamos el conversatorio convergiendo que el mejor hogar sea aquel que se habita.