💬 Mientras haya tierra, hay pueblos originarios

17 / 06 / 2022
Unitierra Oaxaca

Relatoría del conversatorio Caminos de la autonomía bajo la tormenta

Sesión del 1 de junio de 2022

En esta conversa abordamos la educación, la “pobreza”, la interculturalidad y los pueblos originarios.

En esta ocasión nos visitó Alejandro Ermeata, un maestro de escuelas para maestros indígenas de Brasil del núcleo Nacatahacá, compartiéndonos su visión y aprendizajes. En estos espacios de aprendizaje se trabaja la interculturalidad crítica y la descolonización. En total, son 24 espacios que comparten esta visión donde se forma a maestras y maestros, los cuales se conectan con el movimiento indígena más amplio de Brasil. Estos espacios de formación política son fundamentales pues profesores indígenas de más de 30 lenguas participan e influyen posteriormente en la política. Dichas escuelas buscan crear en conjunto con las comunidades proyectos de gestión del territorio de tipo autonómico, algunas veces con una veta institucional y algunas veces de manera no institucional.

Los pueblos organizados están reinventando el mundo, sin tomar el poder. A dos años de Socavón en Puebla, se marchó en contra de la Bonafont, de nuevo frente a las instalaciones de esta empresa en la región. Se volvió a señalar a las empresas irresponsables de esta región por secar los pozos de la región y contaminar el agua. En este contexto se inauguró la cabina de la radio comunitaria de Zacatepec, después de varios años de hacer vaquita, avanzando en la resistencia y organización comunitaria a pesar de los hostigamientos del gobierno y las empresas. Muchos movimientos sociales siguen dándose cuenta de la gran importancia de los medios libres.

También en esta conversa abordamos un texto de Jean Robert en el que recopila una reflexión sobre el texto de “la potencia de los pobres” que publica con Majid Rahnema, a modo de compendio de como se organizan los de abajo.

El capitalismo vive de otras formas no capitalistas. El capitalismo para sobrevivir tiene que matar lo comunitario. Es importante reconocer estas las interrelaciones. Es importante ver y aprender de esas otras formas de vida que resisten al capital. Estas formas las podemos aprender cuando una comunidad resiste, y cuando vemos sus protestas, cuando dicen, ¡no a la mina!, cuando dicen ¡no a las empresas de muerte!, cuando dicen ¡no a la destrucción de la vida y las comunidades!

Estamos viviendo en un capitalismo destructor de las relaciones sociales y la vida. Pareciera que la situación se ha deteriorado en años recientes. El conocimiento se ha paralizado, pragmatizado. Se busca adquirir conocimiento sin ningún propósito, ninguna utilidad para la vida. Los sentimientos parecieran estar controlados, llevándonos a una incapacidad de comprendernos y comprender a nuestro medio. Pareciéramos estar al fondo del abismo, pero por más que gritamos somos menos los que nos escuchan. A los viejos nos rechazan, son pocos los que nos escuchan.

En la región cholulteca invitan a las comunidades de la CNI para hacer sus escuelitas autónomas, invitándoles a pensar como ir fortaleciendo las autonomías. La escuela tradicional ha negado los saberes diversos y múltiples de las comunidades. Sin embargo, también hay otros saberes que pueden darnos una comprensión más amplia del mundo.  Cuando nos invitaron los Zapatistas a los que participamos en la educación, ellos también buscaban aprender otras cosas que le pudieran servir a la comunidad. ¿Qué rol tienen los saberes vernáculos en este proceso? ¿Cómo podemos encontrar balances entre los saberes de las comunidades y aquellos que nos son útiles de otros contextos? ¿Vale la pena saber que la Tierra es redonda?¿Para qué sirve la educación? ¿Se puede educar para la Paz? ¿Se debe educar para la Paz aun cuando se sufren múltiples violencias estructurales y directas?

Las luchas en México tienen mucho en común con Brasil. Las estrategias desde abajo son muy importantes de construcción de nuevas posibilidades de una vida digna con respeto a las Tierra. Sin embargo, los procesos de educación y aprendizaje pueden ser procesos muy contradictorios. ¿Cómo poder participar en la co-construcción del mundo desde una universidad libre de violencia, si la universidad misma ha sido creada con violencia? Los contextos de educación que tienen que ver con el Estado han contribuido con la destrucción los lenguajes, pueblos y cuerpos.

En las escuelitas indígenas del Brasil se ve una apropiación popular desde los 80s. Las escuelas indígenas de gobierno fueron por siglos parte central de la estrategia para la destrucción de las lenguas y la toma de recursos naturales, a través de procesos muy violentos. Estos procesos dirigidos a los jóvenes, llevó a altas tasas de suicidio. Las escuelitas indígenas fueron estrategias para destruir a los pueblos, pero los movimientos han tratado de expropiarlas para transformarlas en espacios de pensamiento crítico. Freire junto con muchos pensadores indígenas ha tenido que ver con esto, volcándolas en espacios para la preservación de la lengua y de resistencia.

Hemos tenidos algunos procesos exitosos que tratan de destruir los modos de aprendizaje coloniales, revirtiendo las jerarquías. Con este proceso de desconstrucción de las escuelitas, el aprendizaje se vuelca en fortalecer la comunidad. El diseño curricular parte de las epistemologías indígenas del Brasil. Son estrategias que tienen relación con el Estado, pero en esta relación se logran hacer cambios profundos en la visión que tienen las instituciones con relación a las comunidades indígenas. Los jóvenes profesores indígenas están llegando a las instituciones para transformarlas, están llegando a posiciones donde pueden defender su territorio de otras formas. Aunque hay muchas contradicciones, el aprendizaje crítico de base está generando transformaciones muy importantes en Brasil.

Si analizamos muchos de los espacios de aprendizajes de los pueblos indígenas, aunque se les sigan llamando escuelitas, aunque se llame, por ejemplo, escuelita Zapatista, aunque tengan todavía ese nombre, ya no son espacios de la típica “educación” vertical. Los niños aprenden ahora con ejemplos de la comunidad. Quizá nosotrxs estamos pensando que queremos es limpiarles del pecado del término “educación”, pero en muchos espacios las cosas ya no tienen que ver tanto con esa educación que criticamos. Sin embargo, es necesario inventar algo nuevo.  Esto fue algo central en la creación de la Unitierra, en la que se busca crear espacios para el aprendizaje y no para la instrucción. Debemos buscar términos efectivos para que se puedan generar las transformaciones que buscamos, inventarnos otros conceptos para que expresen lo que queremos. No educación alternativa, sino alternativas a la educación.

En el Perú con la creación de escuelas indígenas se generó un rol artificial de los profesores. Se comenzó a generar elites al darles este rol a personas específicas. La educación promueve el individualismo y la competitividad, pero es necesario romper esa filosofía de lo individual para movernos hacia lo colectivo, evitar esas formas de producir élites. Quizá debemos transitar de pensar individualmente, a pensar en colectivo, pensar desde otra matriz, desde otras formas. También los profesores, en este rol individual, sienten la carga en la espalda, y se les impone: “ahora que tú hablas mejor, te tocará representar”. Algunas veces no vemos estas relaciones y sus consecuencias.  

Una compañera de las comunidades preguntaba ¿Porqué los indígenas tienen que aprender de los mestizos y porqué los mestizos no estudiaban en estos espacios interculturales para aprender de las comunidades?

A nosotros a los indígenas se nos ha impuesto todo. Se piensa que la educación favorecerá al indígena. ¿Cuántos siglos estuvieron los pueblos indios sin ir a un salón y comieron? Sobrevivimos, así como nos dicen “pobres”. La educación ha traído al desarrollo, pero los pueblos que aman a su tierra, a su territorio, viven bien. Con la pandemia vimos que no hay necesidad de salir de la comunidad. Se piensa, “sal de tu pueblo para que seas gente de desarrollo, para que seas un buen médico, un buen ingeniero”.  Pero muchas de estas actividades se vieron afectadas con la pandemia, sin embargo, un campesino sencillo tuvo su maíz, tuvo sus frijolitos. La vida propia no queda en la mano de las instituciones, sino del propio indígena. Debemos recapacitar de que se nos ha impuesto. Hace 100 años vinieron y destruyeron nuestra lengua, para que tuviéramos buen español y pudiéramos tener un trabajo. Hoy nos cuesta mucho trabajo revalorar la lengua. Tiene que ser la misma comunidad, los mismos padres de familia quienes deben enseñarles a los niños la lengua y enseñarles a trabajar la tierra. Mientras haya tierra, habrá pueblos originarios.

Diseño de Oscar «Zarko»

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