Recuperar el arte de vivir significa recuperar el arte de morir

09 / 11 / 2022
Unitierra Oaxaca

El arte de morir parte dos

Relatorìa del 26-10-2022 – Caminos de la autonomìa bajo la tormenta

Empezamos el conversatorio reflexionando como las escalas nos recuerdan que la temperatura que estamos viviendo en esta temporada es algo completamente anormal y peligroso, como el clima esté cambiando drásticamente. 

Es una necesidad cuidar la vida, y cuidarla, significa cuidar la muerte. El coronavirus nos ha separado de este momento convivial y luctuoso, pero la muerte es un cierre que tiene que estar incorporado a nuestro proceso vital. El parto puede ser una clara metáfora de esta convivencia. La partera se llama cuando se decide nacer o morir (también cuando se decide abortar). Esta figura es muy importante en estos procesos porque las plantas y las hierbas nos ayudan a abrir el cuerpo y facilitar el parto como el aborto. ¡En el parto la mujer se deja morir para hacer vivir otro ser, nace una nueva mujer después del parto!

El año pasado se platicó en contra de las muertes escondidas de la vida cotidiana y la normalización de la muerte en el hospital e intubado sin afectos y sin relaciones. Como decía Gustavo, debemos morir cuando queremos morir y agradecer la vida honrando a la muerte. 

Recuperar el arte de vivir significa recuperar el arte de morir compartiendo en la convivencia cada momento. La muerte es la única certeza, para morir vivimos. De hecho, la muerte es el inicio de un nuevo ciclo: las nuevas generaciones necesitan la muerte de algo para que del viejo pueda germinar el nuevo. En la cultura zapoteca y mixteca se enterraban los muertos debajo de la casa o en el campo para que sus cuerpos pudieran germinar y hacer florecer lo nuevo: las nuevas relaciones como la nueva cosecha.

Séneca dice: “El mundo te tiene demasiado ocupado para vivir, y quien poco ha vivido más tiene miedo de morir”. De hecho, el pasado ya no existe, el presente te escapa y el futuro es incomprensible, tal vez, lo único que de verdad vale es este momento (este momento que estás leyendo esta relatoría).

Es importante pararse y pensar en su propia vida y reflexionar si hemos vivido y cómo: este proceso puede darnos alivio o dolor. Sin tomar en cuenta la consecuencias, ¡la muerte “espiritual” te hace reflexionar y te pone en un punto de donde reflexionar!

¿Cual es mi misión en mi vida? Para algunos de nosotros podría ser simplemente vivir, para otros tener un propósito o una meta más “claros”. Heriberto Yépez nos enseña que hay que morir cada seis años para que nuestra vida no fluya sin que no nos tomemos cuenta. ¡Es importante no olvidar que la muerte camina con nosotros y nosotras! 

Si lo pensamos, también una vida sin muerte, una vida infinita y sin tiempo, asusta; asusta porque, como la muerte, presupone un espacio sin tiempo tangible, sin un río que fluya inexorable.

¿Existiera una piedra sin que los hombres la nombraran? Las abuelas y los abuelos dicen que todos los días se muere, que hay que morir todas las noches, y que somos una mezcla de muchos organismos. Sì, sin los hombres existiría la naturaleza, de hecho somos una pequeña partícula de un sistema mucho más grande. 

Llegando a este punto del conversatorio, sentimos la exigencia de aclarar de cuál muerte estamos hablando. ¿De una muerte natural o violenta? Es peligroso no diferenciar estos tipos de muertes, el riesgo es de romantizar cada tipo de fallecimiento. ¡Hay mucha diferencia entre la muerte natural de un major de edad o la muerte violenta de un joven asesinado!

Hay que diferenciar la muerte física de la muerte poética. Socrates decía que no le tenía miedo a la muerte porque un filósofo muere todos los días, pero yo creo que algunos de los participantes creen que, sì, lo tuvo, por lo menos hacia aquella física. Es justo recordar que vamos a morir porque nos recuerda nuestra finitud, aunque no se deba de normalizar la muerte. No se puede exotizar la muerte, porque esto es relativizar y hacerlo caber en el capitalismo. No se puede decir: “Uno más se murió, lo vamos a velar el próximo año”, más bien habría que enojarse. 

¿Qué significa la muerte para mi? ¿Cómo quiero morir? Y que estoy haciendo para morir como quiero? ¡Todas estas preguntas son necesarias para ponerse de pie y ser conscientes!

Nosotros mexicanos hacemos una fiesta para conectarnos con los que ya no están a través de los altares, y el cempasúchil te conecta con el más allá. Al arrancar el cempasúchil se lleva a cabo una muerte simbólica: no necesitamos creerlo o no, simplemente son ciclos de la vida que existen y nos rodean. 

La metáfora de la muerte también es importante, ofrendar a la muerte hace que se reconstruya la vida a partir de ella. La vida es tensiòn, nacemos de la muerte porque nacemos de la cero tensión, por eso Freud diría que queremos regresar a este estado de nada. ¡Pero, la poesía, las metáforas, las flores hacen que de la muerte pueda nacer algo!

Por cómo siente la muerte hace que sienta la muerte del otro: la muerte puede unirnos en el mismo dolor. El reto es vivir teniendo siempre presente la muerte para que la vida tenga sentido, y lo que se queda después de la muerte está en las personas que conocimos, ¡inclusive la lucha! 

Nuestra muerte nos representa como somos. Por ejemplo, no tener buena calidad de vida nos hace morir cada día. ¡Deberíamos tener la posibilidad de vivir bien y morir bien! En México hay gente que trabaja más horas de lo que tiene en el contrato, y tiene solamente seis días de vacaciones, y un sueldo muy bajo: ¡no es necesario que una persona tenga el rostro desfigurado para que haya padecido una muerte violenta!

Nuestra forma de morir, como nuestra forma de festejo, nos hace mexicanos de un determinado estado y de una determinada clase social. Tambièn el luto es distinto en base a lo que vivimos. Cada uno de nosotros vive esta experiencia de muerte-vida-muerta. La compartencia es una forma de sanar las distintas formas de morir. 

Ahora, las preguntas que nos surgen son: ¿Cómo vamos a compartir este dolor? ¿Cómo esta fiesta nos puede unir en la lucha? 

Tal vez, es una fiesta dolorosa porque del dolor brota la felicidad y porque la muerte te recuerda de agradecer la vida. 

¡Los mitos le dan forma al espacio y al territorio! Las mariposas, los colibríes son mensajeros de los muertos que ya no están! La lucha es conservar nuestra cultura, esto nos hace que seamos vivos. 

Terminamos el conversatorio convencido que ¡así como merecemos la vida, merecemos el perdón y una muerte digna!

Apoya
Tu donación hace posible nuestra autonomía. Puedes hacerlo por PayPal o cuenta bancaria:

Banorte
Centro de Encuentros y Diálogos Interculturales A. C
Cuenta: 1160372497
CLABE: 072610011603724970

Donaciones internacionales